martes, 20 de abril de 2010

Que Aprendí sobre Mí

Barcelona tiene muchos elementos distintos que no existen en ningún sitio en el resto del mundo del idioma Catalán a la arquitectura de Gaudí.  Estas cosas marcan la cultura de Cataluña pero más importantemente representan un elemento inherentemente y particularmente del carácter Catalán: la enyoranca.  Enyoranca es el sentimiento de nostalgia y el deseo para experimentar todos los sentidos y emociones que están evocados por pensamientos de propio hogar o tierra.  Creo que durante mi tiempo en Barcelona yo he aprendido y adoptado este rasgo.            

       Cuando me voy de Barcelona estoy seguro de las cosas que evocarán enyoranca en mí.  Yo presto atención a ambas cosas grandes y pequeñitas que tienen una influencia igual en la manera que yo veo Barcelona.  Voy a pensar en las comparaciones entre los taxis de Nueva York con sus amarillos brillantes y los taxis de azules y amarillos más suaves y sutiles de Barcelona.  Nunca he pensado de los taxis de Nueva York como molestos, pero en Barcelona la vista de los taxis es más fácil y dulce.  Cuando me levanto cada día intento a identificar este almizcle no raro o malo sino diferente que tiene el aire de Barcelona.  Estoy seguro cuando regresar voy a pensar de este olor del otro lado.  Que es este almizcle de mi pueblo?  En otro caso, cada iglesia que veo ya me recuerda que no sea tan fea o altisonantes como la Sagrada Familia. Ahora, mi entendimiento de arquitectura es mejor así voy a extrañar la arquitectura cálida, fluida y abstracta de Gaudí cuando estoy trabajando en Nueva York con toda la arquitectura moderna, simétrica, y más fría.  Mas, la cosa más importante que aprendí es la lucha del inmigrante. Nunca pensaba de la dificultad lingüística de un inmigrante en los Estados Unidos, pero ahora después de mis aventuras con Catalán y Castellano, puedo apreciar mejor los cuentos de éxito de un país como los Estados Unidos que se formaba y sigue a formarse como un crisol de los esfuerzos de inmigrantes trabajadores.  

No soy de Barcelona, pero voy a experimentar el sentimiento de enyoranca.  Esta enyoranca no es porque Barcelona es mi hogar sino porque es el lugar donde mi perspectiva crecía mucha.  Es el contrapunto al mundo yo sabía.  Ahora yo sé las cosas en mi vida que valoro lo más.  Cuando Miró era en Paris, su contrapunto a Cataluña, pensaba de los elementos que definan a su hogar. La manifestación de esta es su obra La Granja.  En la misma manera, para mí, Barcelona me dio una mejor nivel de entendimiento también. Me dio una perspectiva más clara, me dio la enyoranca.

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